dissabte, 25 de març del 2017

Prostitución de la caridad, el hombre-falo y el odio que siento por esta parodia del infierno.

Mi amigo Jordi hace una semana o así me prestó un excelente libro de análisis social escrito por el autor español Vicente Verdú. El estilo del mundo, el cual recomiendo a los cuatro gatos que eventualmente van a tomarse la molestia de leerse esta divagación, quizás sin potencial éxito, que hoy, está madrugada de hora adelantada por el cambio horario me animo a escribir. De modo alguno esto es un tipo de reseña freestyle sobre este documento, pero no puedo negar que no tenga ninguna influencia, así que allí lo dejo.


El otro día hablando sobre el libro con este mi buen amigo Jordi, entramos a comentar como , habiendo sido  escrito en el 2000, sigue con más vigencia que nunca. Es fascinante ver como su especulación sobre cómo opera el capitalismo en este contexto histórico denominado posmodernidad. Ciudades temáticas, la ecología hecha religión laíca que administra la vida humana y la regula de acuerdo a normas y un largo etcétera. Nada que nos sorprenda necesariamente, pero sin embargo, interesante en cuanto a la formulación y estimulación de la especulación y el debate: La Caridad. Ese concepto del cual el Marxismo, el Objetivismo, y tantas otras corrientes enfrentadas entre sí son fieles enemigas. En efecto, la Caritas puede ser sin duda parte integral de lo que podríamos denominar problema, por lo menos tengo entendido que es así para la clase social de la cual individualmente formo parte. La caridad no soluciona la causa radical de la pobreza y demás males que invaden la humanidad, actúa como paliativo que permite la autofelación del que se puede permitir darla. Un curioso encuentro con esto me lo proporcionó ya hace años una serie de reflexiones ámpliamente repetidas por el filósofo Slavoj Zizek. Me refiero en concreto a sus reflexiones concernientes a la cadena de cafeterías Starbucks.

Starbucks, de acuerdo a este autor, cuando vende su café también está vendiendo cantidades importantes de ideología. El elevado precio del café se justifica con propósitos caritativos que lleva a cabo la empresa a lo largo del mundo. En el precio está incluido el pago por haber sido consumista, eximiendo de este modo la mala conciencia y generando la sensación de que ,de ese modo, se está colaborando para frenar el salvaje capitalismo neoliberal.

Durante la conversación con mi amigo surgió otro tema latente y relacionado. Es fascinante, y lo he podido vivir y comprobar muy de cerca. Esto es, la nueva manera en la que algunas ONG han demostrado operar en su afán por adquirir gente que aporte económicamente a las nobles causas que las mueven. Ahora existen empresas mediadoras que dan trabajo a gente joven que se pone en puertas de centros comerciales, en plazas, y otros lugares destacados de una ciudad, e intentan adquirir nuevos afiliados para las ONG. Este trabajo no se desarrolla sin interés alguno , como el bueno de Kant lo describiría. Esta gente está trabajando. Las empresas mediadoras cobran por desarrollar este trabajo y se tienen mínimos establecidos periódicamente de clientes  asignados para los que desarrollan esta actividad. Es decir, una mala racha de negativas producto de la apatía del peatón medio puede costarte sin piedad el trabajo, por la naturaleza en la que se basa la producción de este oficio, uno podría pensar que es natural, Yo sin embargo pienso que las ONG han encontrado otra forma de crear un universo de trabajos precarios, que no cumplen con ciertas reglas éticas básicas, en fundamental las que atañen a la veracidad. Uno puede ver tranquilamente chicos jóvenes con el uniforme del intelectualismo juvenil de izquierdas actual desarrollar este trabajo cobrando, y si puede evitarse comentarte que no están trabajando para ONG, sino para una empresa independiente, se evitará. Hay una apariencia de activismo tras esta fantasía, en mayor o menor medida.

Es aterrador pues, percatarse de que haya tan pocas ONG que realmente se escapen de esta lógica, entre ellas Intermon. Otras mucho más populares y mediáticas como Humana se propusieron muy hábilmente generar dinero mediante la donación voluntaria de ropa que luego se venderá en el tercer mundo. Y sí, he dicho, se venderá. El argumento, por supuesto, forma parte del dogma de la religión del Capitalismo neoliberal. -> Estimular la economía de los países subdesarrollados. Darle aceite a la ronca rueda del capitalismo, propósito para el cual cualquier cosa está permitida, cómo reirse de la buena fe de montones de cristianos y gente que vota al PSOE a las que, mediante un silencio tácito, no se les informa del verdadero propósito del material que , con buenos propósitos, introdujeron en los cubos de ropa que aparecieron como setas hace unos tres años por todos lados. No te corrijo porque me interesa que te pienses que es lo que naturalmente vas a pensar que es cuando lo veas.


Y mientras en el mundo en el que sigo creciendo y en el que me veo tan joven e inexperto se sigue convirtiendo la caridad en un producto de consumo vomitivo y patético. Mientras Starbucks aprovecha la desgracia humana para proporcionar autofelaciones a los consumistas con remordimientos y enriquecerse a costa de desgracias que estructuralmente son radicalmente irresolubles siguiendo su fórmula. Mientras las empresas mediadoras de las ONG se benefician del buen nombre de famosas ONG para hacer negocio y explotar de formas super originales a la nueva juventud sin futuro. Mientras Humana se ríe descaradamente de la buena fe ajena, yo me hallo aquí, en plena primavera y añorando el sexo que hace tanto que no tengo. Pero... ¿Qué estoy diciendo? ¿Para qué voy a tener sexo?


No, no me he vuelto loco.  ¿Sabéis cuál es la oferta sexual para un chico bisexual de mi edad, totalmente determinado por las redes sociales? No es desde luego un sano ramo de juegecitos viciosos que se corona o no necesariamente con la penetración y que tanto divierten y relajan al cuerpo, y a menudo también el alma, no. Sino una generosa y caritativa POLLA, dispuesta a tratarte como un objeto masturbatorio, sin erotismo, sin una triste y absolutamente decepcionante mamada. El varón homosexual medio, en especial la generación de atractivos u horribles hombres que viene antes de mi, pero todas en general, se preocupan y se centran mucho en mantenerte el culo alimentado, pero en general no les interesa nada más que tu devenir objeto masturbatorio. Ahora bien, estaría mintiendo si dijera que esto es algo exclusivo para un determinado grupo de hombres jóvenes de determinada orientación sexual en este contexto histórico, y por eso no lo afirmo. Hay todo un océanos de mujeres que no saben lo que es un cunnilingus a mi alrededor viendo el panorama.



Me voy a animar a explicarlo por un fenómeno análogo, ¿Quién mejor que yo para poner ejemplos de esta naturaleza? Yo, que he sido usuario de aplicaciones tales como Grindr, aplicación sobre la cual ofrezco reflexiones en otra entrada. escrita en 2014, me he encontrado con personas de este perfil: Individuos que parecen prometedoras experiencias de sexo, buen rollo y diversión a menudo al momento de tomar contacto se descubren como decepcionantes experiencias cargadas de una enorme perdida de tiempo. Los roles obsesivos que regulan la vida sexual de los hombres homosexuales que no sé qué vomitivo súbdito de Lucifer tuvo que inventarse, estos son, por supuesto, los roles denominados activo o pasivo, se imponen como una norma, en el estricto sentido foucaultiano. Una norma que regula (normaliza) la sexualidad de los varones homosexuales, los cuales se identifican en preferencia a menudo más por su personalidad que por su preferencia efectivamente real. (Gracias Hegel) Estos roles demuestran tener una cierta función de género. A menudos los así denominados Activos rechazarán practicar sexo oral, como algo poco preferible. Y yo qué pensaba que les gustaban los hombres. ¡Ingenuo de mí! Evidentemente no todo el mundo cae en este saco, pero os pido enérgicamente que en lugar de perdernos en el debate sobre el género de los ángeles me sigáis cuando os hablo en términos generales sobre este fenómeno.

Como expongo, viene siendo sorprendente a lo que pueden reducirse los preeliminares en estas condiciones, privando a toda una generación de hombres jóvenes de una enriquecedora vida sexual, en su lugar reducidos a ser un agujero para muchachotes que, en una fantasía de virilidad, no pueden si quiera desear de modo alguno los genitales del género del que supuestamente sienten atracción. El sexo reducido a este sentido se parece peligrosamente a la descripción católica del sexo como acto animal, carente de sentido y mística. Por su puesto, el discurso católico encamina esta argumentación a la censura de la diversa red de potenciales uniones sexuales, pero dado que es en el sexo dónde los humanos verdaderamente se desmarcan de los animales, atendiendo a que son la mayoría de los animales los que mantienen sexo únicamente para la reproducción. El sexo deviene un espacio atrapado por el tabú y abierto a la expresión sentimental y simbólica por este mismo exceso. Esto lamentablemente se ve reducido para el varón homosexual pasivo a ser a menudo puro objeto masturbatorio para el otro. La ansiosa búsqueda del activo medio por satisfacer mecánicamente su patético pene se parece peligrosamente a esta mecánica sexual animal que acabo de describir.



Y dejando claro que toda esta exposición deviene de la serie de casos que a modo de ejemplo, yo he podido vivir, me centro en esta formulación para extender mi especulación a las relaciones heterosexuales.

Dudando profundamente y de modo totalitario que la mayoría de varones heterosexuales procuran al sexo femenino este pobre trato capaz de ofrecer desvergonzadamente el homosexual activo, es difícil sin embargo no identificar esta actitud en toda clase de situaciones de carácter sexual. Hace no demasiado se ha hablado en el pequeño lugar dónde vivo de una violación que tuvo lugar en una discoteca local hace catorce años. Cuatro hombres poderosos físicamente abusaron sexualmente de una chica en el almacén del mencionado local bajo el aplauso y protección del portero del lugar.. Sólo fue encontrado uno de los violadores , a quién se inculpó junto con el portero del crimen. El tema ha resurgido tras haber salido a la luz que dos de los responsables son dos respetables y conocidos hombres de negocios de la zona. Esto en última instancia si bien hace resurgir el tema en sí mismo es irrelevante. Lo relevante es como esta mujer, como tantas otras, fue privada de su humanidad, dignidad y autonomía para ser reducida a objeto masturbatorio para el otro. Y de este mismo modo le pasa a las mujeres en los San Fermines o a esa famosa mayoría de hombres violados cuyo número supera al número de mujeres de acuerdo a las estadísticas bien aprovechadas de grupos antifeministas demostrando no entender demasiado bien la naturaleza del fenómeno en las cárceles de EEUU. Los hombres violados en las cárceles son también objeto masturbatorio para el otro. Esta masturbación la desarrollan ideas y prejuicios de hombres castrados y limitados por la idea sobre ellos mismos producida y reproducida en la estructura. Hombres débiles para los cuales un dedo en el ano es la mayor de las humillaciones.

Y yo me pregunto a mí mismo. ¿Será lo mismo para mi como para las chicas jóvenes? Me explico: ¿Es posible que haya hombres heterosexuales que objeten activamente a la práctica del sexo oral y quizás otros preeliminares? Toda una generación de ineptos que llaman sexo a la reducción del otro a objeto. Este es el gran logro del tabú burgués y de la reducción católica del sexo a práctica reproductiva, sea esta una actitud realizada secamente y habiendo de ser aprobada por el otro, o directamente forzando al otro a ser objeto masturbatorio, todo forma parte de un síntoma de lo mismo. La muerte del verdadero sexo por la patética satisfacción genital masculina, Demos pues, una calurosa bienvenida, al repugnante, decadente y rastrero HOMBRE-FALO. Aquel para el cual el sexo se reduce a una celebración de su pene, que con tanta caridad ofrece al que no se va a saciar de la misma manera que la caridad material no arreglará las desgracias de los humanos del tercer mundo.
¿No adopta simbólicamente el mundo occidental en el acto de la caridad esta forma del HOMBRE-FALO? Abusamos del débil celebrando nuestra caridad, manteniendo un decente estilo de vida a costa de la desgracia del otro. Abusamos del débil reduciendo nuestra oferta a nuestro patético falo que tan caritativamente damos, única oferta, ser el objeto masturbatorio para occidente.

¿Cuándo llegará la dulce luz del átomo? ¿Cuando nos dividiremos en su resplandor? Vomito por todos los jardines sagrados que nos legó Dios en este mundo  Ojalá todo devenga fuego y sangre y que la humanidad no sea nada más que un eco de un chiste negro y triste del pasado.



1 comentari:

  1. M'ha encantat. Hi ha un adagi que diu "que més que donar peixos el que cal és ensenyar a pescar". Fer caritat equival a donar peixos, per això sé que el que cal és acabar amb les causes de la PP (pobresa i precarietat).

    Una abraçada.

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