dissabte, 28 de febrer del 2015

El viaje a Leinchester




Cuando todos los grandes titanes del pasado perecieron
Y las viejas mechas de fuego que recorrieron mis mejillas se hicieron cenizas
Y dejaron en mi cara todas sus marcas
Viví todo tipo de aventuras
Un actor me mordió
escapando de una Biblia.
Un orangután partió mi lecho
hablando con Eslovaquia
Se presentaron ante mi siete antiguos guerreros
Cansados de guardar discotecas
Y juraron lealtad a mi causa
cuando me rebelé contra el bien y el mal.
Un poeta, un mecánico, una arquitecto, 
una bruja,
un oligofrénico, una princesa, y la generación espontanea
y todos juntos juraron que siempre que hubiera siete dragones
que se enfrentaran a mi, los siete serían derrotados.
Cuando los antiguos guerreros sucumbieron
a la amistad de estrellas
y la amistad se transformó
entendí que debía viajar a otros puertos
dónde hubiera nuevos guerreros que lucharan por mi causa.
Me escuchó un galo obeso
que me prometió el paraiso de Leinchester
Donde las hembras alaban la embriaguez de sus crias
y se puede asaltar minas a través de humanos artefactos
Marchando para Leinchester murió mi pequeño Magallanés en el camino
Conocí tres princesas y un duendecillo lumpen
Escuché leyendas de una diosa que enamoró a un ermitaño
Mientras una me hablaba del bien
la otra del mal
y la otra del bien y del mal
contradicción cuántica
lo lumpen no es hablado
pero demasiado absorvente
hubiera merecido la boca que no hubiera sido nombrado
huyendo de su seta me preguntó si quería irme con él
olía otras flores que no me importaban
¡Puede ser un gran compañero! pensé
pero en casa instante, fosilizado 
como todo lo apolineo y degenerado
Siempre estaba oliendo flores 
y jamás estaba preparado para subirse al barco
Me contaron una vez la historia de un empresario
que se enamoró de su secretaria
aburrido en su familia
desapareció su familia al conseguir la secretaria
y descubrió que había perdido a la secretaria también
Y es verdad lo que decía Freud, de que no queremos ser felices
Queremos fantasear la felicidad
pero nos da demiasado miedo descubrir que la hemos cagado
nos da mucho miedo descubrir algo feo de nosotros mismos
Soy un fetiche de la mercancia
Soy un fetiche de la mercancia
Soy un fetiche de la mercancia
Soy un fetiche de la mercancia
Soy un fetiche de la mercancia
Soy un fetiche de la mercancía
Soy un fetiche de la mercancía
Las flores son como las sirenas de la Odisea
Pero no se ha acabado el viaje al infinito
Leinchester me está esperando
con una herida más en el corazón.
Qué Odisea es esta mi vida,
cuantas tormentas en este mi mar.
Yahvé, he pagado mi deuda 
ahora soy libre una vez más.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada