Hace un rato me he inspirado con una serie de comentarios de la filósofa Judith Butler sobre el género que me han conducido a una reflexión enérgicamente opuesta sobre como el superyo incrementa un superplus en los deseos y determina así la lucha interna que se produce en la persona, entre el animal sin complejos y la conciencia que busca toda clase de medios para la integración del invididuo.
Butler señala , utilizando como ejemplo típicas afirmaciones como "Nunca me pondría un vestido" más allá del simple hecho del género ,pues podrían afirmarlo tanto hombres como mujeres determinados , pretende describir en qué forma se configura en nosotros las las formas en las que aprendemos a , literalmente, actuar como hombres o mujeres.
Un niño o una niña hasta los doce años, quizás no tanto hoy en día, son algo andrógino, su conducta (Que las chicas se dejen el pelo largo, que los chicos jueguen al futbol o les guste el futbol) entre múltiples ejemplos son algo aprendido pero lo reconocemos como parte de nuestra identidad ¿Cómo es esto? Nos damos cuenta de ello cuando descubrimos al invididuo que afirma ME ENCANTA ESTE VESTIDO o AMO ESTE VESTIDO (I LOVE THIS DRESSING AND SO ON) Identifica en un elemento algo de si mismo que colaborará en la afirmación de su identidad, siendo esta algo que se expone hacia los demás.
No amamos el vestido, sino la idea que tenemos de él. Como decía Marx, un objeto de deseo no era simple mercancia en el mundo capitalista, sino algo lleno de componentes metafísicos.
No sé molt bé perquè la teva reflexió m'ha dut a pensar en la necessitat de reconeixement que sobretot identifico en els més petits. Potser perquè en algunes de les imatges que uses (com "m'agrada aquest vestit") tenen a veure amb la nostra imatge, la que conscient o inconscientment volem donar, amb la que busquem ser reconeguts, que se'ns valori.
ResponEliminaJa sé que la teva reflexió va per una altra banda i crec que ja la vam comentar de viva veu.
Una abraçada.