divendres, 6 de desembre del 2013

El maltrato y la voluntad de poder.

El otro día soñé que vivía en Palma y me habían invitado a una reunión de mujeres que vivían en una especie de casa de acogida las cuales vivían aterradas en la casa, pensando o sabiendo que sus maltratadores podían estar al acecho.


Como es obvio, en el sueño accedí a la invitación; Me cuesta recordar partes del sueño pero al llegar y entrar en la casa se escuchaba un silencio sepulcral sólo roto momentaneamente por los hijos de algunas de ellas, que seguían siendo niños. Las mujeres seguían en silencio pese a eso, a veces hablaban entre ellas, a veces estaban bien, pero era como si el miedo hubiera de estar siempre acompañándolas, siempre recordándoles cuán frágiles son sus vidas.


Las mujeres sintieron curiosidad por mi una vez nos hubieron sentado en círculo en unas sillas ya dispuestas para tal fin ¿Qué hacía un hombre allí con ellas? ¿Qué pretendería la coordinadora con la reunión de aquel día? Pero deduzco que tampoco sentían rechazo por mi presencia. Pude verles las caras, los ojos tristes, algunas se habían maquillado para llorar después, quizá pensaban que sería un bonito día para sentirse guapa, pero el recuerdo enfermo las atrapaba de nuevo en algún momento, la pintura corrida sobre sus mejillas las delataban,

La coordinadora me presentaba y yo me levantaba, ellas me saludaban mediante un enérgico hola acompañándolo de mi nombre al unisono, las terapias rollo alcohólicos anónimos parecen tener mucha fama, me digo para mi mismo.

Y entonces abría la boca después de exhalar algo de aire y les decía; He venido para deciros que probablemente estáis equivocadas todas en un aspecto de toda vuestra situación; igual pensáis que un hombre es incapaz de entenderos, de sospechar lo que sentís, de sentir la empatía que sentís entre vosotras cuando lloráis. Yo también he sido víctima de un hombre, un hombre malvado. Parece que hay mucho interés en que os cuente mi historia. Las que queráis escucharme escuchadme.

Yo conocí un hombre vil cuando era joven. Por aquel entonces los hombres habian sido una total decepción en mi vida, tanto padres biológicos como padres postizos, todo una decepción, no aprendí nada de la historia y vida de mi madre, que ha vivido algo parecido. A menudo pensaba que encontraría a un hombre bueno, y las buenas personas que creen que encontrarán un hombre bueno quizá resulten víctimas de un destino fatídico.

No recuerdo muy bien cómo lo conocí, por lo visto venía bien decir que fui yo quién lo conoció a él, porque yo era menor y él mayor. Al principio todo fue muy divertido, todo fueron rosas y flores, y constantes
muestras de afecto, cenas de cumpleaños y demás tonterías, pero poco a poco se empezó a dinamitar todo aquello que a él no le gustaba. Poco a poco fui invitado a entrar a la boca de un lobo feroz y sediento. Primero se me alejó de mi mejor amiga y luego se me alejó de mi mejor amigo. Todo era una guerra declarada, todo era un lavado de cerebro constante. Se alejaron ambos de mi al rechazarlos yo, quizá fue el tremendo tumor que había instalado este hombre en mi cabeza, la realidad se distorisona cuando es por amor ¿No? La gente es capaz de hacer de todo por amor. Y creyendo que todo cuanto me podía ofrecer podía ser bueno para mi creí indebidamente sus mentiras.

Cuando no tuve a mis amigos me quiso alejar de mi madre, denunciaba constantemente que no podían ejercer la autoridad que repentinamente mis padres quisieron ejercer sobre mi al darse cuenta que ese hombre que salía con su hijo no era de fiar. Cuando no cedí a la autoridad de mis padres no sólo por él sino también por mi, él ya me tenía dónde quería, disculpad la subjetividad de mi propia historia. Se acercaba el verano de aquel año y se acababa 4o de la ESO. de los pocos recuerdos bonitos que me quedan de aquella época fueron mis lágrimas cuando leí por primera vez el poema La Cojita de Juan Ramón Jimenez. El poema rezaba así.


La niña sonríe: ¡Espera,
voy a cojer la muleta!

Sol y rosas.
La arboleda movida y fresca,
dardea limpias luces verdes. 
Gresca de pájaros, brisas nuevas.
La niña sonríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!

Un cielo de ensueño y seda,
hasta el corazón se entra.
Los niños, de blanco, juegan,
chillan, sudan, llegan:
¡Nenaaa!
La niña sonríe: ¡Espeeera,
voy a coger la muleta!

Saltan sus ojos. Le cuelga
girando, falsa, la pierna.
Le duele el hombro. 
Jadea contra los chopos. Se sienta.
Ríe y llora y ríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!

¡Mas los pájaros no esperan;
los niños no esperan! 
Yerra la primavera.
Es la fiesta del que corre
y del que vuela...
La niña sonríe: Espera,
voy a coger la muleta!La niña sonríe: ¡Espera,
voy a cojer la muleta!

Sol y rosas.
La arboleda movida y fresca,
dardea limpias luces verdes. 
Gresca de pájaros, brisas nuevas.
La niña sonríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!

Un cielo de ensueño y seda,
hasta el corazón se entra.
Los niños, de blanco, juegan,
chillan, sudan, llegan:
¡Nenaaa!
La niña sonríe: ¡Espeeera,
voy a coger la muleta!

Saltan sus ojos. Le cuelga
girando, falsa, la pierna.
Le duele el hombro. 
Jadea contra los chopos. Se sienta.
Ríe y llora y ríe: ¡Espera,
voy a coger la muleta!

¡Mas los pájaros no esperan;
los niños no esperan! 
Yerra la primavera.
Es la fiesta del que corre
y del que vuela...
La niña sonríe: Espera,
voy a coger la muleta!


Cuando leí esto vi en La Cojita a mi mismo y me di cuenta de que todo se iba , todo se marchaba pero yo seguía allí intentándolo alcanzar sin lograrlo, sin conseguirlo, ¡Quién vea en esta poesía una expresión de alegría yo veo otra de desesperanza.! La frustración infinita. pero su voluntad le daba fuerzas para intentarlo y fracasar, no hay victoria alguna aquí que nos haga mejores. Sólo nos hace mejores la derrota.

Estuve muchos días sin hablar con mi madre y otros muchos en los que le cogía el teléfono de vez en cuando, pero sin mostarle ningún afecto, el pragmatismo aniquilador que nace de quién quiere inflingir verdadero daño ¿Por qué quería herir así a mi madre? ¿Qué necesidad había de hacerme el duro? Me pregunto qué sentiría mi madre. ¡Y no ha dejado de quererme! ¿Cómo miro yo ahora a la cara de mi madre? Las lágrimas de mi madre son mis lágrimas.

Y durante mucho tiempo apenas vi a mi madre, y no vi para nada a mi padre quién me crió. Poco a poco me metí en mi mismo, participaba en los juegos sociales de sus prójimos y sonreía pero sin sonreir, y hablaba pero sin hablar, el fuego de la vela que iluminaba mi interior se extinguía. Mi opinión carecía de valor, era fácil dar una opinión para recibir una punición más tarde. Cualquier acción equivocada era sinónimo de punición, después lo fue mi inexperiencia doméstica. Cualquier cosa que hacía de un modo que a él no le gustara era sinónimo de punición, y no una punición sencilla y simple, o una simple y amable explicación de cómo hacerlo mejor; Era una punición desmesurada, era el abuso total del poder, un poder ficticio que yo le había otorgado. Me veía incapaz ante la vida y sobre una cuerda floja. A veces despotricaba contra él a escondidas en alguna red social que ofrecía cierto anonimato, era el único grito que me permitía ante el terror de expresar mi opinión. Todo eran lágrimas, lágrimas y promesas de que se acabaría tanto dolor para empezar de nuevo a llorar dos o tres días después, todo eran promesas que me creía, y me creía y me creía como un idiota. Hablaba de que quería a una amiga suya y criticaba a la otra, hablaba de que no me metiera en sus cosas, ni con sus amigos, pero él si lo podía hacer con los míos, él podría criticar a todas las personas que ya no estaban ahí pero yo seguía queriendo pero a mi no se me podía cruzar por la cabeza ni por un instante opinar sobre su amiga drogadicta o su amiga no sé qué más. Aunque fuera de un modo positivo, reprocharle algún comportamiento hipócrita suyo también sucumbía en el terror desesperado.

A veces, para defenderme, me iba. Él decía que irse era de cobardes, pero irse no siempre es huir, a veces uno se va porque la verdadera presencia incómoda, el verdadero golpe, es el de marcharse. La presencia de una persona en algún lugar a menudo es una evidencia incómoda de la ineficacia de los sistemas, pero en el sistema que se había generado ahí era la No presencia la verdadera incomodidad, la prueba de que ese sistema no funcionaba. Irse es sólo para los más valientes, aunque luego volvieran.

Pero también se acabó el irse, hubo un momento en el que ya no hubo más irse, sólo fueron lágrimas y súplicas de perdon, y llamarme MIERDA y llamarme INÚTIL ESCORIA Y CONDENACIÓN, y jamás he llorado yo tanto, de eso estoy seguro, añoraba los dulces abrazos de mi madre. Estaba solo sobre una cama y cerraba los ojos y rezaba a Yahvé, y le decía ¡Yahvé! ¿Por qué tanto dolor? Y cerraba fuerte los ojos y creía sentir el abrazo de Yahvé a mi alredador, como una luz mágica, consuelo de tanto dolor gratuito. Mi problema es que no me daba cuenta que era precisamente el dolor lo que me podía salvar. No había Yahvé alguno que me abrazara, tan solo mi cerebro intentando superar una situación desmesuradamente difícil.

Se acercaba septiembre y la reincorporación al Bachiller; yo no sabía si al final iría o no vista la situación en la que me hallaba. Llegó a mis manos El Guardián entre el Centeno de J.D Salinger. Y empecé a ver que eso no era normal, que tanta ira en mi corazón acumulada tenía que salir. Luego apareció Friedrch Nietzsche y empecé a darme cuenta de lo que tenía que darme cuenta.

Algunos débiles son muy inteligentes, saben que no hay moral pero que pueden crearla libremente, crear, mediante estrategia y convenciones sistemas de relación entre invididuos. Una persona débil e inteligente sabe cómo sacar partido a esas ventajas, sabe cómo controlarlo todo. La persona débil podía erigirse líder por tener en su poder todas las ventajas. Esta casa es mía, el dinero es mío, tú harás lo que yo te diga. Si no tienes nada que hacer tú harás lo que haya que hacer en la casa, habrá que educarte (Bonito eufemismo para decir Domesticarte) ya no tienes a nadie más. ¡Quén bien te quiere te hará llorar! Me repetía el bastardo. ¡QUIÉN BIEN TE QUIERE TE HARÁ LLORAR! me decía. y se quedaba tan ancho. Y es que hasta en la cultura popular él podía hallar contenido para justificar su conducta. Hacerme llorar y sufrir estaba bien y no sólo no sentía verdadero arrepentimiento sino que consideraba que era algo que yo debía aprender.

Nietzsche me hablaba a escondidas y me decía que ningún valor externo a mi voluntad podía arrebatarme mi soberanía, que ninguna cuestión ajena a mi podía tener poder sobre mi, ni siquiera la voluntad de la mayoría, cómo me habían domesticado para creer, podía tener en mi alguna relevancia, ni era algo que yo tuviera que consentir.

Nietzsche me decía que sólo se aprende realmente mediante el sufrimiento, y que el sufrimiento bien trabajado es como una semilla bien cultivada, ambas son feas al principio, pero bien trabajadas pueden dar lugar a las cosas más hermosas. Me decía que nada me ataba a estas condiciones, que yo era el amo de mi vida. El único pecado es ese desprecio por la libertad, la única vida verdadera, y la libertad se consigue sin miedo, eso lo sabemos todos. Me hablaba de moral de esclavos y de moral de señores.

No hay nada que diga que lo que hicieron vuestros maltratadores estuviera mal, nada que lo dicte y lo convierta en verdad. Lo único del todo cierto es que son personas débiles y aterradas que han atado vuestras vidas a la suya e intentado destruir lo más hermoso. que sois vosotras, mediante la violencia cobarde y el engaño. seres humanos auténticos. Sois infinitamente valientes marchándoos del lado de quién
os quiere mal. Y así os lo digo yo, el que es verdaderamente valiente es el que se marcha, pero el valiente máximo es el que se marcha y no vuelve jamás. Y esto me costó bastante.

Nietzsche me dijo que abandonara las cargas de Camello con las que cargaba y dejara que florecieran mis garras de León.  Los cobardes rechazan la agresividad, la violencia , rechazan la ira y el orgullo, y les quitan su valor, su verdadero valor, los valores verdaderos para el ser humano no son la submisión y la humildad, esos son los valores que hacen que la vida no valga la pena, los valores impuestos, invertidos, contrarios a lo que es verdaderamente bueno en el ser humano. Ahora está mal visto levantarnos ante lo que nos hace daño y quemarlo, macharcarlo, destrozarlo, ahora nos hablan de paz, quizá tanta paz nos esté convirtiendo en insulsos roedores. Las convenciones sociales no sólo te dicen dónde defecar o como usar los cubiertos, también te enseñan a no ser maleducado, a no responder, a no decir lo que se piensa, te enseñan cómo es apropiado actuar, actuar en contra de tu humanidad. Todos los cobardes aceptan los criterios de cómo usar los cubiertos, y si tú los usas de otra manera serás sin duda juzgada. Según los débiles son estos los criterios para entender la realidad y no los acepto. No lo aceptéis ni de quién os maltrata ni de quién os echa la culpa de lo que estáis sufriendo.

Nietzsche me dijo que era hora de ser un Superhombre, de ser un Niño, dejar de ser Libre de para ser Libre para, y para empezar a ser" libre de" hacía falta ser libre de la cosa. Y yo me personé ahí y me limité a decirle que lo dejaba. Él me dedicó un hermoso monólogo lleno de desprecio para conmigo en el que me calificaba de desagradecido, maleducado, niñato, que no me merecía un segundo de mi vida, me chantajeó emocionalmente con que yo había dinamitado su relación con su hermana, algo del todo incierto pero que debía de venirle como anillo al dedo para hacerme sentir mal. Me daba igual, yo me limitaba a estar ahí, lagrimeando pero no llorando, mirándole a la cara y dejando que su discurso se acabara, un discurso preparado, desde luego, los débiles no escatiman en tiempo. Debía pensar, cómo era habitual, que cuando lograra hacerme sentir mal lloraría de verdad y le pediría disculpas. Pero yo no tenía por qué pedirle disculpas de nada, no le respondí absolutamente a NADA, no dije NADA, porque no había nada que decir. NADA, NADA. No dije nada. No hacía falta defenderse de nada porque NADA me estaba haciendo daño, él no era nada, ni para mi ni para nadie, La ficción en la que había estado viviendo hasta ese momento se acabó. Las palabras que generaban esa ficción perdieron su poder, las palabras engañan, la palabra perdón engaña,y también engañan los "No lo volveré a hacer" ,y  la palabra "debes":  Las palabras son sólo sonidos que ocupan una parte de la realidad, no son absolutamente nada.

Me alcé y me fui. Se acabó tener miedo, se acabó vivir llorando siempre, se acabó esa historia. Volví con mi madre y mi madre nunca tuvo que perdonarme porque siempre me comprendió, y me abrazó, y me dio un beso en la mejilla, y por un momento ese vacio infinito en mi corazón cada vez que lloraba se difuminaba, Nadie puede imaginarse salvo vosotras que dolor tan atroz sentía yo dentro de mi. ¡Nadie sabe salvo vosotras y yo cuánta desesperación se puede sentir! Digo estas palabras y son palabras que muchos escucharán y creerán entender pero no lo entenderán realmente, no le darán mayor importancia, pero este dolor existe, y este dolor consume y mata.

Es por este dolor, chicas, que sois fuertes, en vosotras, las mujeres maltratadas, están las personas verdaderamente fuertes, las personas nobles que han sido engañadas pero que les espera la fuerza redentora de su propia acción, sois todas leonas , ninguna de vosotras cede ya ante el chantaje, amabáis más a quién querían consumiros la vida pero ahora amáis más a vuestra vida. Vuestro colectivo son supermujeres en potencia. Mujeres invencibles, mujeres SIN miedo.

Y ahí se acaba el sueño.



2 comentaris:

  1. Siento mucho leer esta entrada, no solo por todo lo que tuviste que pasar, si no por que yo no fui capaz de estar ahí para protegerte. Sabes que el haberte abandonado en esas circumstancias me pesa mucho, y es algo que nunca me podré perdonar. La entrada me ha gustado mucho, me recuerda a cierta situación que pasé con mi ex, no voy a dar detalles porque tú ya sabes bien de quien hablo. Y el dolor que crea un maltrato no se quita con nada. Es el maltrato de alguien que crees que amas, de alguien a quien confias 100%. Desde ese momento, toda tu inocencia es arrebatada y sustituida por odio y decadencia. Simplemente, quieres morir.
    Afortunadamente, el maltratador siempre encuentra lo suyo. Siempre perece, es un cobarde inato, nunca podrá a ser algo en su existencia. Mientras nosotros crecemos, ellos se pudren en su existencia. No les deseo la muerte, pues yo no soy como ellos.

    Tú vales mucho, más de lo que crees o te hacen creer. Eres una criatura ÚNICA que nunca antes había visto. Me fascinas mucho. Eres algo que vale millones, nunca cambies por favor. Nunca lo hagas.

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  2. El poema d'en JRJ, tot i que ja el coneixia, m'ha omplert els ulls de llàgrimes, és ben trist.

    Llegint el post m'ha passat com a la @Carmen Gamundi, ja que en aquells moments tu i jo ja ens coneixíem i no vaig ser capaç de protegir-te ni d'ajudar-te a sortir del pou. I m'he sentit prou inútil. Em sap greu, no vull lamentar-me més aviat vull deixar clar el que sento per tu.

    Una abraçada.

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