diumenge, 20 de març del 2016

2. Tecnología y universalidad.





                            En la Sexta la compañía Atresmedia aspira a ofrecer una visión política social destacada. Esta es una oferta inteligente en tanto que incluso la misma compañía en un número importante de sus canales demuestra tener tendencias políticas conservadoras. (Depende del prisma con el que uno entiende, por ejemplo, programas como Espejo Público en Antena 3 ,sin mencionar programas destinados al deporte cuyos participantes demuestran usar dinámicas semejantes al exitoso modelo de programa Sálvame, que se está exportando, en el que el insulto, la humillación tanto del que está presente como del que no lo está)

                         La oferta de contenido social que Atresmedia ofrece en su canal la Sexta, que no olvidemos, en su momento fue un canal independiente, responde a dos razones a), la manera en la que se articulaba el proyecto cuando era independiente con contenidos ya de carácter social y , por tanto, era la fórmula de su éxito, por denominarlo de algún modo. y b) la inexistencia de otros canales en el estado español que atraiga al espectador de izquierdas. Considero pues que es un buen movimiento de la cadena, aunque, sin ser este el objeto de este texto, a mi parecer yerran al mostrar tantos anuncios publicitarios, cuestión que lleva a muchos espectadores a buscar otras opciones en la televisión

                     Como ya he mencionado, no es el objeto de este texto precisamente un análisis de cómo funcionan las compañías televisivas que operan en la televisión pública, ni de otros muchos temas interesantes relativos a este como de qué modo pagamos consumiendo la televisión pública así como otros espacios al ser expuestos a los anuncios comerciales El objeto de este texto responde a una serie de reflexiones que brotan de uno de los documentales producidos por los periodistas que desarrollan el proyecto Equipo de Investigación que se emite algunas noches en el espacio de la Sexta.

                    Debo destacar que el programa merece ser calificado de excelente, a mi entender llevan al público de a pie una serie de cuestiones que suceden en las coordenadas sociales en las que vivimos. En Equipo de Investigación se ha expuesto cuestiones tales como la macroestafa de la homeopatía, así como la compañía en Auge Panaderías Navarro está reventando el mercado vendiendo el pan a veinte céntimos y destruyendo el comercio local de allá dónde se encuentre, o como la compañía disfrazada de ONG Humana es una empresa que roza la ilegalidad que obtiene una enorme cantidad de beneficios sin pagar tantos impuestos por su condición de ONG mientras venden la ropa que la gente cree que llegará de manera gratuita a África, por ejemplo.  Como se hace evidente en esta oferta la función del periodista sigue demostrándose como de extrema necesidad.


                 Uno de los trabajos que se realizaron tiene que ver con el uso actual que hace la sociedad actual del móvil. Se tratan temas como el robo sistemático de móviles , de su preferencia actual en el robo en contraste con el tradicional carterismo  y finalmente, y desde donde quiero iniciar el desarrollo de esta crítica, la visión de la psicología del uso compulsivo del móvil como una patología colectiva.

                Mientras un psicólogo criticaba este nuevo fenómeno "anormal" según las coordenadas de lo que hasta este momento se había considerado normal, pues, recordemos, la función reguladora de la psicología tiene por objeto llevar a las coordenadas de lo normal, de lo socialmente normativo,  toda aquella contingencia que no encaje con estas coordenadas sociales. O como lo expondrían ellos; La sintomatología expresada en Manuales de criterios diagnósticos está fundamentada en juicios de valor, aunque no pasa nada, diría mi antigua profesora de psicología de Segundo de Bachiller." ¡Pues hay estudios estadísticos al respecto!".

               No voy a explicar la redundancia obvia de la afirmación, de la manera en que la fundamentación estadística sólo demuestra este carácter de la Psicología de identificar fenómenos sociales que sean calificables de normales o anormales de acuerdo con juicios de valor, o por decirlo de otro modo, como la estadística no es más que un fundamento para la existencia de la noción de norma y de lo que queda fuera de lo normal, de lo normativo . Cómo es lógico, el estudio estadístico no es un estudio estéril. Si es fiable generalmente la compañía que lleva a cabo el estudio estadístico los datos merecen su relevancia, pero hay dos cosas a tener en cuenta a la hora de dirigirnos a la cuestión de la estadística A) La limitación de las respuestas que uno puede ofrecer en una serie predeterminada de opciones. Esto es decir, la falsa demostración de normalidad que parecen exponer las estadísticas , por ejemplo, por lo que respecta a la política. En un estudio estadístico del CIS existe por ejemplo la opción de indicar que la mayor preocupación política de nuestros conciudadanos podría ser la corrupción política, la falta de oferta laboral y demás, pero quizás de entre todas estas respuestas predeterminadas no existe por ejemplo un espacio para el abuso animal o de las implicaciones sociales de la destrucción de la industria. Así pues, el efecto de verdad del texto psicológico y psiquiátrico depende de una normalización basado en conclusiones estadísticas cuyo campo de cuestionamiento ya está predeterminado desde el principio. O en palabras de Foucault, el poder unido al saber, que hace pasar las operaciones de poder como ontología, como el ser naturalmente de las cosas. y B) el valor apolíneo que tiene la estadística como pura información expresada en modos formales, que abre la puerta a múltiples interpretaciones, más allá de la lectura de lo habitual como normativo que impone la lectura de la psicología. Esto es decir, que por ejemplo cuando los psicólogos tales como el que está presente en este documental de Equipo de Investigación que es nuestro objeto leen en un estudio estadístico un fenómeno patológico de dependencia del móvil quizá un materialista histórico lo que leería sería una revolución social entre la mediación de la tecnología y el individuo de a pie, o un estudioso de la conspiración una fórmula adictiva y exitosa de adquisición de datos personales con el fin de tenernos controlados. Con ello, pretendo señalar que la Psicología y la Psiquiatría dependen del presupuesto de análisis diferenciador entre normativo y anormal en su lectura estadística, y que este presupuesto epistémico limita su campo de visión.

               Por tanto, cuando la Psicología reacciona ante un fenómeno social, que para los más avispados es irreversible, asumiendo que no se acabará hoy el mundo ni que el sol modificará el campo magnético de la Tierra suponiendo un fiasco para los dispositivos electrónicos, ésta no puede tener otra respuesta que la de una masiva patología social que está fuera de la normalidad con la que se desarrollaba la relación tecnología- individuo en años anteriores, por supuesto, todo basado en estadística. Cuando se dice del móvil que ha cambiado el comportamiento de los individuos esto es evidentemente verdad, pues nuestra determinación está condicionada por contextos materiales, culturales, económicos e históricos, y el móvil encaja perfectamente en estas cuatro opciones. El carácter reaccionario de la psicología al calificar a esta revolución tecnológica de patología anormal se fundamenta en cuestiones tales como la ansiedad por llevar el móvil encima, la imposibilidad que experimentan muchas personas de plantearse apagar el móvil o dejarlo en casa, las conductas inadecuadas de su uso desproporcionado en contextos de posible relación inmediata con otros individuos que no se llegan a ejecutar por la atención dedicada al móvil. Ellos hablan de adicción a la tecnología. Sin duda, esta adicción existe, pero hay mucho objeto de discusión en estas materias, sobre todo cuando en el mismo documental que es nuestro objeto observamos como a ciudadanos en la calle se les pregunta como experimentan su relación con el móvil. En general las preguntas evidencian todo lo que aquí estoy argumentando y que también en un test expone el psicólogo del documental. ¿Eres capaz de dejar tu móvil en casa? ¿Cuánto tiempo le dedicas al móvil? Etcétera. Partiendo de estas preguntas considero que hay otras preguntas relevantes, preguntas que también serán mi crítica misma a esta metodología. ¿Estás en el paro y dependes del móvil para cogerlo inmediatamente en caso de que se trate de una oferta de trabajo? ¿O es que no puedes dejar de publicar fotos en Instagram?  ¿Estás enamorado de alguien con quién tienes una relación compleja y al no veros mucho dependes del móvil para comunicarte con la persona amada? o ¿Controlas o eres controlado por tu pareja sentimental a través del aparato tecnológico? ¿Eres adicto al Candy Crush porque no tienes otra opción inmediata de evasión?

                                   Dependencia no equivale a adicción.. La ansiedad responde a coordenadas de precariedad, como la nausea existencialista ante un universo de extrema responsabilidad, O bien esta ansiedad es una respuesta a la dependencia  que genera la adicción al móvil o bien es la dependencia del mismo por causas de ansiedad ulteriores. Con esto voy a ser muy claro y sin poner distancia: No es legítimo calificar la dependencia del móvil como una adicción patológica en su más pura inmediatez sin antes entrar a valorar estas cuestiones, no es lo mismo sentir ansiedad por el uso recreativo del móvil como la ansiedad de algo otro que debe ser satisfecho a través de este medio. Lo que no se pone en duda es la dependencia del móvil. Me hace gracia que en ningún momento del documental se haga ninguna referencia a las coordenadas de uso de la tecnología y de nuestra dependencia del móvil, por ejemplo, que impone el capitalismo neoliberal. De cómo el móvil opera como mecanismo de control del productor de plusvalía tanto al trabajador precario que depende de él para la posibilidad de adquisición de algún medio de subsistencia, como al empresario que no se le deja existir familiar y socialmente por la perenne exigencia que emana del dispositivo por no mencionar el socorrido contexto en el que se halla el autónomo autoprogramable, ni de cómo la iniciación infantil en el uso y dependencia de la tecnología no responda a un contexto económico en el que ya previamente al infante se le priva sustancialmente de sus progenitores, siendo criado por el televisor, el ordenador y el móvil. Cuando se trata de comprender las coordenadas de acción a las que están sometidos los individuos , esto es decir, el modo en que está condicionada su libertad, la crítica habría de ser tal al sistema que ni se plantea en el ámbito de la Psicología. Es mucho más fácil afirmar lo inmediatamente obvio que es indicar la proliferación del uso del dispositivo en la población infantil sin entrar a valorar las causas eficientes y contextuales que dan lugar a esta clase de fenómenos. No quiero decir con esto que un psicólogo no sería capaz de valorar que hay una desatención por parte de los progenitores. No hay que ser un genio de la psiqué humana para darse cuenta de ello, pero en última instancia el remedio siempre será aplicado a los síntomas en lugar de plantear nuevas posibilidades de actuación, nuevas coordenadas de acción que permitan a los progenitores tratar amorosamente a sus hijos y dedicarles tiempo sin la ansiedad producto de la precariedad laboral, de la urgencia misma que impone este amor en darles alimento y educación a los niños.

                            Probablemente de las primeras cosas que recomendará un psicólogo, pues yo he tenido númerosas experiencias con muchos psicólogos distintos a lo largo de mi vida, de los que he sido o no he sido paciente, pero todos analíticos, observantes, yo un niño al que internet ya por el 2005 le insuflaba vida, sea limitar o erradicar el uso del dispositivo. Que se supervise e incluso se controle el espacio en el que el infante desarrolla su actividad con el dispositivo. Por ejemplo, situando el ordenador en el salón. En mi caso, que no quiero decir con ello que todos los casos sean respuestas de la misma naturaleza, internet me introdujo en la cultura. Ya de bien pequeño disfrutaba leyendo relatos de terror en una página web denominada la Casa de Kruela que sospecho sigue existiendo.  La casa de Kruela puede ser considerada una página web poco adecuada para un niño de siete años, pero eso para mi son prejuicios de como ha de ser el contenido para los niños, esta idea de que los niños son deficientes mentales a los que se les da juguetes en el que si se toca una representación de una vaca a modo de botón se reproduce el sonido onomatopéyico de la vaca. ¿Saben qué fue para mi la casa de Kruela? En un contexto en el que me criaba rodeado de seguidores embriagados de algún equipo de fútbol británico para mi Kruela fue la razón por la cual ahora tengo una excelente comprensión lectora que se evidenciaba en mi experiencia de la escuela primaria. Detrás de todo esto también me estoy dejando mencionar todos los relatos de anime que leía hechos por Fans de la serie, obviamente mucho mayores que yo, con muy buenos trabajos, me estoy dejando mis largas tardes en la Wikipedia yendo de link en link y que me permitió comprender la diferencia a una muy temprana edad de las religiones dhármicas y abrahámicas y de las implicaciones que supone para el Islam, el cristianismo, el judaísmo y demás formar parte de esta categoría. Ahora además les ofreceré un pensamiento desarrollado en mi productiva tensión conceptual con mi amigo marxista Francesc Sorà y por el cual le doy las gracias, este es relativo a la sobreinformación de doble efecto que tienen los dispositivos tecnológicos con acceso a internet que implican la facilidad en el acceso de datos que implica no haberlos de aprender por otro medio y a la vez son capaces de limitar la comprensión de la realidad y la capacidad de acción del individuo. Mientras desarrollo este texto me hallo en el restaurante de mis padres una vez más ante un ordenador. Un cliente amistoso consultó hace un momento en el móvil en qué porcentaje el polvo que se acumula en los muebles es piel humana. Sinceramente me cuesta ver dónde está la sobreinformación que limita la acción. Ni lo uno ni lo otro es verdaderamente válido, sin duda internet puede tener muchas funciones pero una es acceso a una serie de datos, que dependiendo de la fuente serán o no más fiables, pero que en general nos abren las puertas al conocimiento de nuestro entorno y a la posibilidad de formular preguntas más complejas. Asumir de buenas a primeras que hay pederastas acechando a nuestros hijos en internet debería hacernos pensar si no usamos presupuestos semejantes a los del Obispo de Gran Canaria, que consideraba que los niños provocaban a los adultos para justificar los números actos de pederastia desarrollados por la Iglesia Católica durante largos relapsos de tiempo. ¿Por qué digo esto? No se sabe de buenas a primeras que tipo de relación desarrollará el infante con internet, sobre todo si no ha recibido ningún condicionante ideológico desde las relaciones de parentesco a este objeto.

                                    Desde la invalidez que le confiere el carácter anecdótico de lo que voy a exponer ahora y siendo conciente de ello yo me percato de como el niño del que se hace cargo mi actual pareja sentimental, del cual los profesores decían que tenía problemas para la capacidad lectora, está mejorando drásticamente desde que juega simples juegos en una Tablet. Hay estudios de un investigador hindú Sugata Mitra , neurocientífico experto en programación ,que apuntan a esto que aquí afirmo. Sugata Mitra quería experimientar proporcionándoles ordenadores a niños de clase baja que desconocían el inglés en la India. Partía del presupuesto  de que los niños serían incapaces de comprender adecuadamente los mecanismos de las máquinas., los niños no estaban escolarizados. Para su sorpresa, a las seis horas los niños ya podían navegar, a los dos días demostraban tener nociones de inglés relativas a la informática y a las dos semanas los niños eran capaces de enseñarles los conocimiendo adquiridos a otros niños. Todo esto, para la sorpresa del investigador, que creía que los resultados no serían tan exitosos. Antes de castrar aquello que está en potencia en el niño con la tecnología en Internet por un supuesto temor pederasta o por una adicción a los videojuegos, habría que exponer y tener en consideración todo esto otro.


                                                      

                                 Desde un análisis universalista de toda esta intrincada cuestión relativa al uso de los dispositivos informáticos. lo que puede afirmarse es que la relación sujeto-tecnología ha evolucionado desde su forma infantil y embrionaria, con el uso instrumental allende la edad media de carros tirados por animales y barcos de madera, una edad de adultez y auge que supuso la revolución industrial en la que el desarrollo tecnológico fue uno de los transformadores fundamentales de la sociedad feudal de tal magnitud que sólo se podía estar a favor o en contra: O desarrollo instrumental de la producción como garante del progreso económico y social o pérdida del puesto de trabajo por la substitución que implicaba el desarrollo tecnológico que es el causante del cartismo y el ludismo del siglo XIX. Ahora el contexto es nuevamente distinto. La relación sujeto-tecnología ha llegado a la vejez, el fenómeno ha excedido de sí, se ha compartimentado en distintas perspectivas, se han extendido las formas de tecnología y no es lo mismo hablar de una máquina de una fábrica que hablar del móvil o el ordenador. Esta vejez abre las puertas a la extrema complejidad. Todo fenómeno, ya una cuestión de la que se había percatado Maquiavelo con las edades de los estados en la Edad Moderna. Así como el cristianismo paso de ser un culto embrionario a tener un éxito performativo en todo el Imperio Romano y excediendo de sí como fenómeno cultural en el Cisma de Oriente, su subdivisión en nuevos fenómenos relacionables, o como el capitalismo obtiene su fase embrionaria en la edad moderna, llega a la adultez madura en el siglo XIX y excede de sí en las nuevas formulaciones económicas diferenciadas entre sí entre las potencias Rusa y Estadounidense, los Brics, las nuevas formas de explotación en la administración comunista china, o como el latín pasa de ser una lengua poco habla de la península itálica a una lengua imperial altamente codificada para acabar deviniendo en su vejez en multiplicidad de formas distintas que originalmente brotan de esta lengua. La relación sujeto-tecnología tiene ahora este ámbito de discusión con un marcado carácter político que trasciende las ya originales implicaciones políticas de su desarrollo.

                               La situación de esta vejez del fenómeno tecnológico que excede de sí sufre una reacción que se pretende ilustrada y humanista. A menudo se argumenta, no sin razón, que los humanos progresivamente perdemos posibilidades de intersubjetividad dependiendo del móvil cada vez más para nuestras relaciones sociales. Pero cuando suele afirmarse esto deberíamos ser casuísticos y hermenéuticos, para reconocer el valor contextual de todo ello y para descubrir hasta que punto es relevante este carácter contextual. Si se trata , por ejemplo, de una joven con un título de Física que tiene que ir a Gran Bretaña a limpiar los baños de un Mc.Donalds mientras es maltratada por algún clasista británico firmemente creyente en la responsabilidad individual de la vida de cada uno y de lo que se obtiene como producto del trabajo duro  que es el éxito, que,. sin saber nada de esta persona, seguramente no sabe hasta que punto la mente de esta persona puede excederle. En estos contextos, estoy seguro que existe intersubjetividad entre esta persona y aquella otra amiga de toda la amiga que vive aún en España y es la fuente de su consuelo ante tan duro contexto en un entorno en el que la limitación del idioma impide ese tipo de relación. ¿Qué es pues la intersubjetividad? ¿Realmente se puede decir que siempre la dificulte?

                             La relación sujeto-tecnología como unidad afirmativa dialéctica funciona como una verdad, una afirmación, en el sentido schopenhaueriano del término: Al principio se hace broma y se le resta importancia a nuestra relación con la tecnología, ejemplo de ello es el principal accionista de la fracasada empresa Digital Equipment, que producía dispositivos tecnológicos, el accionista Ken Olsen., quién afirmó que no había ninguna razón por la que alguien quisiera un ordenador en su casa. Se dudaba sin duda de las implicaciones que se preveían de la en aquel entonces relación existente entre sujeto y tecnología. Fíjense que no estamos hablando de cualquier persona, sino de un hombre dedicado a la producción tecnológica en gran escala. Ahora la realidad de la relación sujeto-tecnología obtiene otros tintes: Concretamente la reacción psicológica y desde el ámbito de la educación respecto a la ansiedad y la tan terrorífica sobreinformación que supuestamente limita nuestra capacidad de acción.  La verdad que es esta relación ahora está siendo duramente atacada para que finalmente sea asumida y una vez más asumida transhumanamente como una cuestión más relativa al ser humano. La crítica a la transhumanidad ha de ser críticada. Se teme que nos convirtamos en máquinas pero las necesitamos lógicamente. Las gafas son producto del desarrollo tecnológico y del estudio invertido en este desarrollo. Con todo esto quiero decir que estas críticas New Age al uso de la tecnología son equivalentes a otro tipo de reacciones propias a la tecnología como la modificación genética de alimentos, los transgénicos, que contaminan e invaden el espacio de las plantas originales y supuestamente se intuye su perniciosidad para la salud, como si durante 60.000 años los humanos no hubiéramos seleccionado antropológicamente a lobos y gallinas silvestres para que hoy en día tengamos perros y gallinas de granja mucho más saludables y productivas.  De modo alguno defiendo en este punto el maltrato animal, como también comparto este punto de vista con mi amigo Francesc Sorà, el consumo excesivo de carne que se lleva a cabo hoy en día tiene un marcado carácter fetichista, (Fetiche de la mercancía) su estética y atractivo ocultan el horrible maltrato al que se somete a muchos animales como vacas y gallinas. Se trata de darles mayor calidad de vida y de reducir un consumo tan elevado como innecesario de carne animal en lugar de rechazarlo completamente. Los humanos modificamos nuestro entorno, es nuestra manera de estar en el mundo. Todas estas reacciones al desarrollo tecnológico son reacciones conservadoras que siguen algún tipo de estructura religiosa, el ecologismo por ejemplo demuestra ser una religión laica que impone una serie de creencias y tiene limitaciones en la alimentación de los sujetos practicantes, por ejemplo. Si usamos la razón nos daremos cuenta que incluso si existe una modificación genética transgénica perniciosa para la salud, el hecho mismo de que sea modificable el código genético puede evitar esos efectos.

                                  Las gafas ya son transhumanidad. Debemos aprender a comprender este tipo de determinaciones humanas en un nuevo contexto en el que el debate político puede encarnarse en la cuestión de la tecnología. No nos podemos dejar llevar por reacciones discursivamente atractivas y aparentemente disidentes que lo que hacen es generar miedo a partir de premisas que no cumplen el requisito lógico de la evidencia previa al planteamiento hipotético. Las leyes Sinde y Sopa demuestran que este nuevo ámbito de debate político existe y está latente, el acceso a la información está limitado. Se argumenta la propiedad intelectual para que no compartamos de manera enriquecedora la cultura y los diferentes puntos de vista y perspectiva. Se justifica en el contexto del capitalismo en que nociones de colectivismo que se escapen de la lógica de la propiedad privada y búsqueda del beneficio privado son plenamente imposibles en las coordenadas impuestas por su naturaleza




                                           

1 comentari:

  1. Doncs em sembla que aquesta és la realitat. Se'ls ha escapat de les mans i necessiten tenir arguments per recuperar-ne el control.

    Ja saps que matisaria alguna de les coses que dius, però no ho faré perquè podria sembla que critico el teu text quan en realitat comparteixo amb tu el fil argumental del teu text.

    Una abraçada.

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