dissabte, 12 de març del 2016

Bachiller y el universal incondicionado.

                                                          Me proponía hacía ya una semana hacer una breve reflexión sobre una situación de explotación laboral que conozco desde hace ya un tiempo a partir de un negocio de sustancias ilícitas y expresarlo a partir de figuras universales, o por ponerlo de un modo que devenga más fácil su comprensión para la conciencia, expresar lo formal invariable de la situación con el fin de entender la situación más allá de los juicios a los que nos condiciona el contenido y poder ver de manera adecuada la forma en la que el capitalismo opera más allá del género de los sujetos involucrados así como sus filías y demás posibilidades estériles.

                                                         De hecho lo voy a hacer pero me temo que este artículo debe incluir mucho más. Pensando yo en qué modos debía expresarse estas operaciones del capitalismo en la relación entre los sujetos subía yo a un metro matutino con el objeto de personarme en la universidad un día más para asistir a las clases del grado de filosofía. Tuve la fortuna de encontrarme con una compañera de bachiller que ahora estudia en una facultad diferente a la mía y que le van muy bien las cosas. Comentábamos nuestra experiencia en Bachiller y hablando de ello me perturbó percatarme de un presupuesto del razonamiento de los estudiantes de bachiller que yo jamás en ningún momento tuve en consideración. Para expresarlo en unas coordenadas en las que ustedes puedan entender la esencia de mi sorpresa me voy a conceder la oportunidad de poner mi propio razonamiento sobre el bachiller en contexto.

                                                         

                                            Ya desde mi vida de estudiante cuando finalizaba la ESO yo cuestionaba seriamente un presupuesto de una serie de razonamientos que expresaban los profesores a menudo con el objeto de justificar su actitud hacia los alumnos respecto a cuestiones tales como, por ejemplo, una demora en la entrega de algún trabajo y un descuento de la puntuación basado en el margen de demora de la entrega de tal trabajo y la fecha establecida, o la imposibilidad de la asistencia por cuestiones personales, o la entrega de los deberes, o no poder aprobar con más de un cinco en las recuperaciones de septiembre: "No es justo que te dé tal ventaja, que puedas aplazar tal entrega de tal trabajo , que te ponga la nota que te corresponde por la nota del examen realizado en septiembre, porque (ojo al argumento) no es justo para tus compañeros." 

                                          Pongámonos repugnantemente hermenéuticos en este punto, si me lo permiten, no sin darle antes gracias a Sócrates por concedernos este martillo destructivo tan útil. ¿Qué quieren decir por justicia cuando la emplean en este argumento? ¿Son equivalentes justicia e igualdad en sus potenciales significaciones? ¿En qué contextos la significación de igualdad y justicia son equivalentes? 

                                        

                                         Para empezar fuerte me gustaría recordar la noción neoliberal de Tatcher de entender el capitalismo como un juego en que la habilidad de cada uno para desarrollarse en las coordenadas de este juego al que muchos no hemos pedido jugar ha de ser de plena igualdad entre los sujetos participantes y que, en última instancia, nuestra pobreza o riqueza es consecuencia de lo bien que hemos jugado este juego y de que hemos estado a la altura de éste. Me pregunto si nuestra amiga de la familia Hilton se ha esforzado demasiado en tener la posición económica en la que se encuentra o es que simplemente está tan atrapada en sus condiciones materiales como lo está cualquier obrero que que haya tenido tanto éxito o no en sus proyectos (Aprovecho para recordar que , mientras el discurso capitalista te dice que con trabajo duro uno puede tener muchísimo éxito hay tantas personas tan talentososas como Steve Jobs y a la vez tan ignoradas, tan desconocidas) Este presupuesto del razonamiento burgués es mucho más antiguo de lo que uno pueda imaginar, allende la edad moderna incluso, pero esto es objeto de una conversación de otra naturaleza.

                                       Por supuesto; Los juegos son justos cuando existen condiciones de igualdad, porque la naturaleza de un significativo número de juegos colectivos es la competencia entre dos( o dos grupos, o más, no vamos a entrar ahora en las pequeñeces de esta cuestión) La lógica está precisamente basado en tener en cuenta su naturaleza competitiva, y esta naturaleza está bien para los juegos, no pretendo ser aquí el peor censor ideológico yugoslavo. Pero, si entendemos que cuando ellos hablan de justicia e igualdad en el contexto de la educación ¿Es legítimo el argumento?
                                  

                                      Lo cierto es que tal como aparece la cuestión fenoménicamente para mi conciencia a mi me costaba entender en el contexto de ESO e incluso de bachiller (aunque aprovecho para recordar que es precisamente este punto el que queda en suspense para la posterior reesignificación en este artículo crítico) esta lógica de la justicia, porque del argumento se deduce el presupuesto de que los compañeros de clase estamos en un estado de competencia ¿Lo estamos realmente? ¿Es legítimo pensar la cuestión de este modo?  Y en caso de que lo fuera. ¿Estamos los compañeros en una igualdad?

                                    Voy a intentar ofrecerles una respuesta, que en este caso no es originalmente mía sino que me hallo plenamente convencido por la lectura que hace Owen Jones, crítico marxista británico, sobre el asunto en el contexto del Reino Unido neoliberal posttacheriano en las primeras páginas del capítulo seís de su genial obra. Chavs. La demonización de la clase obrera.

                                  "...lo cierto es que vivimos en una sociedad amañada  en favor de la clase media en todos los niveles...""... Sólo siete de cada cién británicos se educan en colegios privados, pero están- por no decir más- desproporcionadamente representados en cada una de las principales profesiones. Casi la mitad de los altos funcionarios fueron a colegios privados, al igual que el 70% de los directores financieros, más de la mitad de los periodistas mejor situados y casi siete de cada diiez abogados promimentes. Lo mismo puede decirse de las mejores universidades. Según el Sutton Trust, cien colegios de élites- de un total de 3.700 colegios de Reino Unido- representan un tercio de las admisiones a Oxford y Cambridge durante los últimos años."..." Más de la mitad de los estudiantes de Oxford y Cambridge han ido a colegios de pago."..." Pero la clase social puede dictar las opciones en la vida de la gente de maneras bastante más sutiles que comprando a tus hijos mejores calificaciones (¿Cómo podemos,  olvidarnos del centro educativo privado La Pureza de Inca? A este objeto contingente no pienso añadir nada más) Sólo el 15% de los chicos blancos pobres y el 20% de las chicas blancas pobres salen de los colegios públicos con destrezas básicas en lectura, escritura y aritmética. Esto los sitúa muy por detrás de los chicos de clase media ¿Por qué el vínculo entre educación y clase social es tan fuerte?"..." Se ha de culpar a las condiciones desfavorables para los chicos de clase trabajadora,"..." Un estudio de 2005 mostraba que un niño de cinco años cuyos padres ganan más de 67.500 peniques tiene destrezas lectoras cuatro meses más avanzadas que las de su pares en familias cuyos ingresos suman entre 15.000 y 30.000 peniques. Para aquellos cuyas familias ganan entre 2500 y 15000 peniques la diferencia es de más de cinco meses. Una vez establecida, esta disparidad acompaña a los chicos a lo largo de toda la escuela."..."¿Por qué existe esta diferencia de la infancia en adelante? En buena parte se debe a lo que Fiona Millar llama una "expresión horrible"."Capital cultural" . Esto implica tener padres que, gracias a sus orígenes de clase media, sifrutaron ellos mismo de una mejor educación, probablemente hasta la licenciatura, estar en contacto con su léxico más amplio, rodeados de libros cuando se está creciendo, en un entorno en el que ir a la universidad es "lo normal".(Páginas 209, 210, 211. Owen Jones Chavs, la demonización de la clase obrera.Ed. Capital Swing Libros. Primera edición en castellano 2011).

                                           


                                Considero que este texto de Owen Jones es una reflexión adecuada sobre algunas de las muchas cuestiones que influyen en la vida tanto laboral como en el ámbito de la educación de las personas. La clase social condiciona enormemente la experiencia en el ámbito de la educación. Partiendo desde esta premisa, observamos que comienza a devenir incongruente la premisa del argumento de mi profesorado en referencia a la justicia para con todos los compañeros. En mi clase había gente de origen pequeñoburgués y de vida bienestante como yo, de gente con muchas menos dificultades que yo y de gente con un mayor número de dificultades. Observamos como la respuesta a la última pregunta respondida parcialmente por las observaciones que realiza Owen Jones del caso británico también roza la segunda pregunta formulada "¿Es legítimo pensar la cuestión de este modo?" Puesto que si bien es un argumento que te puede venir dada tanto de tu profesor políticamente moderado y romántico en el sentido literario y cultural de la asignatura de catalán hasta de tu profesora de historia de cuarto fascinada por el mundo soviético, parece que nadie se plantea la cuestión de la educación como un sistema formativo que si bien para un estructuralista tiene la función incluso de socializarnos y moldearnos, cuestión que si bien es interesante no es objeto de la discusión, nos permite darnos cuenta de dos cuestiones: La incomprensión de una parte importante del profesorado sobre lo que están diciendo cuando dicen esto, sin tener en cuenta que cada alumno es una vida contingente con sus propias características y circunstancial e históricamente se hallan en el contexto de tener que asistir a una clase colectiva y los presupuestos del razonamiento capitalista que se ofrece a los alumnos así como una manera de moldearlos ofreciéndoles esta visión de competitividad propia del capitalismo, una competitividad que , como Marx lo explicaría ya en el siglo XIX es una forma de alienar a los trabajadores entre sí y de sacarles un rendimiento, de alejarnos del otro humano que es y se halla en mis mismas circustancias, o que aunque no nos hallemos en las mismas no me está permitido comprender. Sinceramente considero de una evidencia lógica aplastante que debería entenderse el caso de cada estudiante individual más allá de las sandeces que implican cuestiones tales como clases de refuerzo y demás de manera individual. La situación de hallarse formando parte de un colectivo que es la clase no implica que haya de existir una competencia entre los alumnos. El objeto de la ESO es nuestra formación cultural, no habría de ser el fomento de nuestra competitividad, sino la comprensión individual de cada alumno, de las contingencias que se concretan en cada vida individual y condicionan su vida como parte de lo que el profesorado habría de tener en cuenta para ser , justamente, un profesional de gran calidad que lleva a cabo su trabajo.

                                  Para dejar claro este punto de vista voy a aprovechar dos de los muchós ejemplos que me vendrían a la cabeza, pero creo que estos dos ejemplos anecdóticos son más que suficiente para que en la mente de cada lector se le aparezcan casos semejantes y comprenda adecuadamente el punto desde su propia experiencia. El primer caso tuvo lugar durante mi experiencia educativa no en mi clase, que era sin duda la de humanidades, sino el caso concreto de un muchacho que realizaba el bachiller por la disciplina de las ciencias. Yo como buen amigo de las humanidades conozco la verdadera relevancia que buena parte de los científicistas menosprecian, pero de mismo modo soy suficientemente humano como para ser conciente de la complejidad y dificultad que implica estudiar física en lugar de latín clásico. Para dolor de los relativistas, no hay color, no hay duda alguna de que ha de ser mucho más compleja la asignatura de física y que requiere de mayor esfuerzo. Centrándonos en el muchacho ya denotado y en la asignatura de física. Se dio el caso de que este chico tuvo que experimentar qué era la muerte de un familiar en el duro contexto de segundo de bachiller. Coincidiendo cuestiones propias de la familia con un examen de física, el muchacho le explicó el caso al profesor y éste aparentemente aceptó que no podría estar preparado para un examen en aquel entonces venidero en el programa educativo que llevaba a cabo el chico. Esto no sirvió de nada, cuando llegó el día del examen, el profesor depositó una copia del examen en el pupitre del chico, y al sorprenderse el chico y manifestárselo al profesor , éste simplemente se limitó a ignorarlo y forzó al muchacho a hacer el examen. Otra anécdota, ya no tan adecuada en tanto que fue algo que me sucedió a mi en primero de Bachiller, pero de algún modo, mi propia experiencia en esta serie de cuestiones, nos conduce a una asignatura de inglés de primero que se realizaba a penúltima hora de algún día de la semana. No había una clase a última hora aquel día y el autobús se marchaba diez minutos antes de la finalización de esta clase. Huelga decir que yo en aquel momento ya era mayor de edad, esto es decir, podía marcharme de la clase sin tener que dar explicaciones, algo que a menudo se ignora en la experiencia de bachiller dado que la mecánica es semejante a la existente en la ESO por el espacio mismo en el que se desarrolla la experiencia de Bachiller, y que yo también ignoraba. Le expliqué el caso a la profesora y ella me dijo que no podía marcharme, que no era justo para mis otros compañeros, tiene que haber igualdad entre vosotros. ¿No era justo? Partamos del hecho de que yo vivía a ocho kilómetros del lugar dónde realizaba el bachiller, puesto que en mi núcleo urbano no existía ninguna oferta, mis padres trabajan enormes cantidades de tiempo diariamente y suponía una dificultad enorme venirme a buscar, por lo que dependía del transporte público para volver a casa. Si perdía ese autobús ello implicaba que debía esperar hasta las tres y diez para poder marcharme mientras que la mayoría de mis compañeros, residentes en el lugar dónde se llevaba a cabo el bachiller, al salir de clase podrían disponer de una hora más para estudiar, comer, o lo que fuera, mientras que por la alta demanda del turismo del transporte público a finales del curso generalmente llegaba a la casa para comer y haber acabado a las 4:30 ya por norma general, esto es decir, que ya de por si no existía igualdad entre muchos de mis compañeros y yo ya de facto en días corrientes. Es maravilloso observar como se te argumenta desde la igualdad que debes llegar a tu casa a las 4:30 mientras que poco más tarde de las 2:15 muchos compañeros tuyos ya estarían en casa disponiendo de mucho más tiempo que tú. ¿Igualdad? ¿Dónde? Luego te venía el sonriente profesor de historia a recordarte que tú realizabas libremente bachiller y que debías responsabilizarte. Deus habebit pietatem eis.

                                                


                                  
                                              El problema que intenta, pues, resolverse a partir de la pregunta inicial de las tres manifestadas. ¿Lo estamos realmente? Esto es decir ¿Estamos realmente en estado de competitividad? Para mi terrible descubrimiento, resulta ser que sí en el caso de bachiller. Hablando con la ya mencionada compañera de bachiller con quién tuve la oportunidad de encontrarme en el metro, descubrí que ella tenía una visión semejante a la mía en estos aspecto. Pasaba apuntes, dejaba libros, pasaba los deberes, y la miraban mal, pero ella entendía por qué. Ella me dio la clave para entender toda esta lógica de la competitividad al menos en el ámbito de bachiller: Estamos compitiendo por un puesto. ¡Ahí estaba! ¡Claro! ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Resulta que da absolutamente igual que cada uno vaya encaminado a una opción formativida determinada y deferenciada; se competía por tener las mejores medias reflejadas en selectividad y bachiller: Por ello, una misma compañera de clase de la que tengo hermosos recuerdos no dudaba en pedirte copiarte los ejercicios de una asignatura y luego ignorarte completamente si tú precisabas ayuda de algún tipo. Este tipo de experiencia trepa que uno puede experimentar se debe a la lógica de la competitividad por un puesto formativo que garantice ventajas laborales. ¡Terrorífico! Esto no sólo justifica esta experiencia: Justifica que hubiera personas que me trataran con desprecio cuando se descubría que yo en mi blog de filosofía disponía de mis apuntes de filosofía de bachiller para aquél que los necesitara, así como muchas otras actitudes propias de mi persona con el fin de ayudarnos mútuamente y trabajar en equipo. Ha habido personas que me han agradecido la ayuda con una asignatura como filosofía, que , siendo honestos, implica una dificultad añadida para muchos estudiantes de bachiller, y otra mucha gente que yo entendía que eran cretinos, cuando simplemente se aprovecharon de mi gracias a la gran educación bajo coordenadas de la ideología de la competición, pero no porque fueran malos, sino porque entendían que si otro que competía con ellos por una nota recibía una ayuda favorable esto hacía devenir a los otros merecedores de esta misma ayuda porque tiene que haber igualdad de condiciones. Muchos de nosotros parece que aprendemos así, aunque no haya sido mi caso.

                                    Personalmente dado que es difícil que todos compitamos universalmente en todo el estado con el mismo rigor de justicia tanto en un centro del pueblo de al lado, otro de la capital de provincia, y otro del pueblo dónde se halla uno, y dado que no todos estamos compitiendo por los mismos puestos en el mismo grado y en la misma universidad. Me parece una sandez repugnante la enorme injusticia con la que tratan a sus compañeros los más fieles seguidores de los razonamientos sustentados en estos presupuestos cuestionables. Se tiran piedras mutuamente en los tejados y se descalifica y menosprecia al que sigue otro tipo de lógica como el trabajo en equipo, porque estamos compitiendo por los mismos puestos. Un injusticia que aparece para su conciencia como una forma razonable de actuación, legítima por el contexto. Utilizar o ignorar a alguien que está en tu misma situación. O destruir los principios de la moral kantiana usando a los humanos únicamente como un medio o alienarse completamente de aquél otro que no dispone de las mismas ventajas como lo logran las ideologías más efectivas. Capitalismo y selección natural como presupuesto de como debe operar la ética en el contexto del capitalismo. Pater dimitte illis non enim sciunt quid faciunt. O en palabras de Marx Ellos no saben que lo hacen pero lo hacen.

 Así es como opera el capitalismo actual en la educación, fomentándose valores como la competitividad. Por ello a muchos compañeros de mi actual clase de filosofía que identifican la educacion como la herramienta fundamental para el cambio social, siguiendo algún tipo de lógica basado en la ingenieria social sobre el funcionamiento del estado, les suelo responder que primeramente debemos entender que la educación debe cambiar de raíz sus fundamentos constituyentes porque forma parte integral de su actual esencia y sus operaciones establecen presupuestos en el razonamiento de aquellos que son formados por esta que se identifican estrechamente con la ideología capaz de sustentar un sistema de producción que demuestra seguir lógicas religiosas en último término y que impone un proceso de pauperización en gran escala de una cada vez mayor clase obrera explotada fuera de las coordenadas del occidente avanzado. Una alienación de lo humano, el uso de los humanos como medio, sino como máquina productiva y una naturalización darwiniana de la situación que pretende ignorar las razones históricas y económicas de la situación para legitimar este sistema. Esto es lo que uno no puede ver si cree fielmente en la verdad que ofrece el profesorado a través de su figura de su sujeto supuesto saber.

                                      

1 comentari:

  1. Permíteme que desbarre un poco y lleve ella agua a mi molino. Podría presentar a la competitividad como la madre de todos los vicios. De hecho no lo es, pero sin duda es enemiga de las sociedades igualitarias. El "yo soy mejor que tú" nos lleva a "yo tengo más derechos que tú". Fomentar la competitividad va en pro de una justificación de las diferencias sociales. No olvidemos que aristocracia no es más que el gobierno de los mejores (su etimología griega lo revela).

    Por otro lado, la competitividad divide... Y eso ya lo he tratado en mi último post que ya conoces y no insistiré a donde nos lleva.

    En resumen, no es raro que la competitividad sea parte esencial de la ESO y el bachillerato, forma parte de esa ideología imperante.

    Un post muy interesante.

    Un abrazo.

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