La Divina Papaya

A menudo voy teniendo sospecha
Una sospecha estéril, inefable
degrada mi alma, la reduce a nada.
Esa sospecha que es injustificable.

A veces creo ser la Divina Papaya.
He soñado con poder comerme el mundo
Con decir "Hola" a un reino inventado
Que se sostiene en un exceso infeliz
de inocencia gratuita cuyo mal
mayor es la condena a mi ignorancia.

He besado a curas, les hago pecar
y romper votos del tiempo de las colmenas
les hago el amor, el amor en conventos
dónde se abusó de niños tras aquellas
victorias de astutas cigarras a lomos
de esclavas hormigas anhelando la muerte.

A veces creo ser la Divina Papaya
me hice un mundo a mi medida con trapos
de colores bonitos, colgaban de mi cuello
Decían, aquí estoy, he aquí yo en persona

Besé a los viejos que me atormentaron
Pisándome en lágrimas, como se pisan
las uvas, que nacen para ser machacadas
al placer de aquel que no soy yo.
Los besé atrevido y hallé mi muerte.

Me he creído la Divina Papaya
Y aquí estoy, llorando la ida que enferma
de los que se han ido estando aquí
Que sienten gozo a ver nuevos mozos
Mas conmigo simple cotidianidad
 en su devenir cerrado.

Quisiera darte un beso de buenas noches
quisiera que me quisieras dar un abrazo
Quisiera tantas cosas pero no soy nada
ni soy mi trabajo, ni soy tu hermano, ni
soy mi nombre ni lo que me han enseñado,
sería lo que amo pero no me dejas amarte
Sería la Divina Papaya, que siempre
victoriosa sale.

Me he atrevido y los muertos me han arrebatado
a mi amor. Quisiera imaginar que se lo llevaron
las nimfas. Pero no soy Hércules. Se lo llevaron
los neoplatónicos.

El frívolo se llevó mi inocencia perdida
abusó de mi piel mas sólo fui carne divertida
Los agujeros negros existen y están
en mi pecho, a veces salen, quieren
devorarme deseantes por dentro.

¡MALDITA CRIATURA!
!Habla con mis animales¡ Salen de
mis zapatos las ratas que van
a devorarte, insignificante criatura

Sois una piara incapaz de amar
Lo que os merecéis es el día de San Martín
Presidido por lo más salvaje de mi alma
para que de vosotros no quede ni el recuerdo.

Siento al animal que habita dentro de mi
queriéndose escapar de mi cuerpo.
¡Siempre insistiendo en separar el alma
de la carne, cuando lo animal es el espíritu!

Sale de mi la pantera que quiere jugar con
vuestras entrañas, con vuestros ojos
rebanaré de mermeladas las tostadas, y junto
a los huerfanos comeré crudos vuestros
sucios cuerpos putrefactos.

¡Que se me salgan vuestros intestinales
parásitos de la boca mientras mastico!
Devolvédmelo, devolvedme la dignidad
¡DEVOLVEDME AL ÚNICO QUE ME HA AMADO!
Devolvedme a mi único hijo, escoria.

Escuchad, hijos de un Zeus muerto.
Devolvédme al pequeño que pudo ser
feliz y no lo hizo
Escucha, hijo de la cocaína.
Devuélveme el niño dulce que era idealista
que ha muerto.
Escuchad, malditos platónicos
Devolvedme el amorcillo de esferas
que intuyen el mar allá adónde vayan

¿Cuándo volveré a hacer el amor
sin asco? ¿Por qué Apolo con acento del este
viene a susurrarme que va a estar conmigo
para torturar mi corazón? ¡HABLA CON MIS ANIMALES!

Príncipe del orden, yo soy el caos dionisiaco
si tú dices, yo soy cristiano, yo digo
ya no. Soy la manzana podrida que va
a acabar con tu bondad. Tu historia acaba aquí.

Me ha críado el que amó a quién lo
educó a latigazos. y bebe aún de la ubre del engaño.
Me ha críado la que no se olvida
de quién la hubiese amado a latigazos.
Me ha criado la que no perdona aliada
de una sacerdotisa de Safos para el mundo contemporaneo.
Me ha criado el salvaje que cuelga perros
del cuello y entierra gatos cada mañana,
que suplica siempre la ropa lavada.

Por eso soy la Divina Papaya, y por eso estoy aquí.
Al menos puedo decirlo, y ya me dicen que ya es decir.
Y dicese de la Divina Papaya
 que lucha para acabar consigo
Me iré a la tumba y os llevaré conmigo.