dissabte, 1 de març del 2014

Afirmación de la vida.



Yerma : Las muchachas que se crían en el campo como yo, tienen cerradas todas las puertas. Todo se vuelven medias palabras, gestos, porque todas estas cosas dicen que no se pueden saber. Y tú también, tú también te callas y te vas con aire de doctora, sabiéndolo todo, pero negándolo a la que se muere de seed.

Vieja : A otra mujeres serena yo le hablaría. A ti no. Soy vieja y sé lo que digo.

Yerma: Entonces que Dios me ampare.

Vieja: Dios no. A mi no me ha gustado nunca nada Dios ¿CUándo os vais a dar cuenta de que no existe? Son los hombres los que tienen que amparar.

Yerma: Pero ¿Por qué me dices eso, por qué?

Yerma.
Federico Garcia Lorca.
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A menudo me pregunto cómo fundamentar mi filosofía y mi sistema de valores. Ciertamente ¿Para qué desear con tanto ahinco como yo hago la libertad? Lo lógico para muchos es lo cómodo, lo estable. Porque  ¿Para qué amargarnos? ¿Para qué complicarnos la vida?
Yo tengo una respuesta muy personal y propia para todas esas preguntas. A mi la vida sin arte, sin aventura, sin emoción, no son nada. Pàra mi las vidas así son estériles como las menopausicas avanzadas.


Pues lo cierto es que hace poco conocí a Martin Heidegger, un filósofo existencialista alemán maravilloso, lamentablemente relacionado durante algún tiempo con el partido nacionalsocialista nazi. Aunque su obra es básicamente metafísica y por tanto no genera ninguna dificultad. Un hombre católico, rompe con el cristianismo neoplatónico para defender la primera verdad. El ser humano no tiene cosa como las otras cosas, cuyo propósito venía decidido previsamente. Pensar que tenemos un objetivo es también afirmar que tenemos un origen predestinado, y por tanto, que algo o alguien nos ha creado y diseñado de algún modo sea este lógico o no. Ante la propuesta de Heidegger Dios no es una imposición del principio sino una opción más presente en la vida. Aunque este no sea el tema cuánto menos es interesante.


Heidegger afirmaba en su obra Ser y tiempo que al estar los humanos sometidos a la condición del tiempo, tanto más en garantía de muerte que en la existencia del tiempo, cuya existencia es discutible, y en la incomprensión del verbo ser esta conjugación de cuestiones daba como resultado que el ser humano, cada invididuo humano, no es una cosa sino que la está siendo. El ser humano está siendo, es cambiante como el resto de cosas que conocemos. 

Este autor dice otras muchas cosas interesantes que podría comentar pero quería centrarme en esta reflexión tan interesante: En Latín esto se podría explicar muy bien, ya que en latín se utilizan participios entendidos como participios de presente cuya traducción a nuestras lenguas es un gerundio en el verbo estar. Es decir, los gerundios se expresan en atributos del verbo copulativo: Yo estoy escribiendo: Ego sum scriptens (Yo soy escribiente, para entendernos) El ser humano no es sino que está siendo. 

A menudo me han dicho que la Voluntad de Poder nietzscheniana es vil, depravada e injusta y no sólo eso sino que no puede hacer lo que promete. Pero ¿Qué es la voluntad de poder más allá del prejuicio y miedo que generan? La Voluntad de Poder es decirle Sí a la vida, decírsela a cada momento de vida. Rechazar las normas, el miedo, sólo lo que la Voluntad te pide. 


Hannah Arendt, pensadora judía muy cercana a Heidegger.

Nuestra voluntad evidentemente también puede adulterar la voluntad de otros si sabemos hacerlo, por tanto, una vez adulterada esa voluntad se anula el estar siendo de una persona para ser un estar siendo que decido yo. Adulterar la voluntad de otra persona es anular su libertad de estar siendo para que sea una extensión de mi voluntad. ¿O no son los stalinistas copias baratas y repugnantes de Stalin? Deshechos humanos que deben ser sacrificados al Dios Baal.

Las normas y valores imperantes de la sociedad también valen para que la sociedad niegue la voluntad de poder y por tanto nuestro estar siendo para que se convierta en lienzo de un deseo ajeno a nuestra voluntad. Los valores y normas nos moldean para ser piezas que encajan perfectamente en un puzzle cuya estructura ya está decidida. De ahí la ficción de la esencia. En vez de crear nuestra propia esencia ya nos crean una desde pequeños. La sociedad anula nuestra voluntad por miedo y esa negación de la voluntad vale como lienzo en cada uno de nosotros para que la sociedad esté siendo por nosotros.lo que la mayoría quiere por su miedo.

Martin Heidegger prefería el mundo rural y no me extraña, decía que el ser humano estaba más próximo a si mismo y a un mayor conocimiento del propio ser. Yo además añadiría esa destrucción tan necesaria de la mentira, cuán más lejos estamos del idealismo irrealista y doloroso lleno de ficción, de esa mentira inventada para soportar la vida, más cerca estamos de nosotros mismos. No es de extrañar que la gente de campo sea tan inocente o más que nosotros en términos generales, ya que precisamente no han tenido que corromperse por la mentira y la miseria que imponen la ficción de los humanos asustadizos y decadentes que en su mayoría configuran nuestra actual y bien amada occidente, tan llena de vida hace tanto tiempo y tan negadora, casi tanto, no tango por fortuna, como lo es Oriente. 


En conclusión, Estamos siendo, pero ¿Estamos siendo nosotros o una burda imitación del terror?
En Yerma, obra de Lorca, se refleja este querer estar siendo: la protagonista sufre porque no está siendo madre, su mayor deseo. El final es didáctico a la par que rompedor, recomiendo su lectura.

1 comentari:

  1. Tenia notícia de Heidegger des dels meus 22 o 23 anys, però el seu contacte amb el nazis me'l van situar en territori prohibit.

    M'ha agradat això de l'estar sent ja que crec que som éssers en constant evolució,

    Crec que he vist Yerma més d'una vegada al teatre i fins i tot al cinema, però no recordava aquest diàleg.

    Una abraçada.

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