dissabte, 31 de maig del 2014

Amor y desastre.

El complejo de Edipo

El caso más sencillo toma en el niño la siguiente forma ; el niño lleva a cabo muy tempranamente  una carga de objeto que recae sobre la madre y tiene su punto de partida en el seno materno y es el prototipo de una elección de objeto  de acuerdo con el modelo analítico o de apoyo. Del padre se apodera el niño por identificación. Ambas relaciones marchan paralelamente durante algún tiempo , hasta que, por la intensificación de los deseos sexuales  orientados hacia la madre y por la percepción de que el padre es un obstáculo opuesto a la realización de tales deseos, surge un matiz hostil y se transforma en el deseo de suprimir al padre para sustituirlo cerca de la madre. A partir de aquí se hace ambivalente la relación del niño con su padre, como si la ambivalencia existente desde un principio de la identificación se exterorizara en este momento. La conducta ambivalente con respecto al padre y la tierna aspiración hacia la madre considerada como objeto integran para el niño el contenido del complejo de Edipo simple y positivo.




----------------------------------------------------

Me hallaba en una de aquellas conversaciones nocturnas que tan habitualmente compartía con mi mentor.

-Para el dolor de espalda tomo opiacios-me dice- son estupendos. Ves las cosas como muy bonitas. ¿Sabes? Es como darse uno cuenta de lo bonito que es el mundo. Un colocón extraño.

-¿Has experimentado alguna vez con alguna droga?-Le pregunto

-No gran cosa, tan solo algún porro en mis años de juventud cuando era un rebelde contra la iglesia y todas las historias en las que están metidas los jóvenes. 

-Los jóvenes...

-Yo en mi juventud hice todo tipo de desmadres, incluso iniciándome ya en el mundo eclesiástico. La cosa es evitar llevar el clergyman en ese momento, algo indispensable, supongo. 

-¿Estuviste enamorado?

-Sí, pero eso era antes de entrar en este mundo. Una chica encantadora. Pero no llevaba a ninguna parte. Es más, todo empezó a ir mejor cuando cada uno fue por su lado pues empezamos a tener sexo justo cuando nos liberamos el uno del otro. Una peculiaridad.


-¿Y el sexo?

- Un tema interesante, hay pecados capitales que están muy bien ¿No? Y no sólo la gula, la lujuria tiene su aquél. Aunque parece que hay una distorsión del concepto de lujuria reducido sólo al sexo. Lujuria pueden ser muchas cosas. La Lujuria a veces no está muy lejos de la usura. La usura no es sólo lo que hace ese judío medieval maltratado por sus conciudadanos cristianos, también son esos padres que obsesionados por ganar no ven crecer a su hijo ni ven morir a su padre. En este sentido la lujuria es algo totalmente deleznable, la lucha más grande contra lo digno en el ser humano por la materialidad.

-Esto me hace pensar en lo que he pensado siempre. No soy ambicioso, no quiero una vida fuera de una mediocridad aparente, no quiero grandes lujos, nada de esto me llama la atención. No entiendo por qué debería sentirme motivado a todo esto.- Le digo.

-De mediocridad nada. La mediocridad es propia de la mayoría, y nuestra mayoría es una mayoría que quiere destacar , tener éxito, vivir por encima de sus posibilidades, aparentar...- me dice.

-Eso me recuerda a uno que no podía permitirse su coche, una marca cara que está muy de moda ahora, pero le sabía mal deshacerse de él. Como si deshacerse de un coche fuera un sacrificio desproporcionado. Una especie de suicidio social en el status que uno debe aparentar ante los demás. ¡Qué triste!

- Son sucedáneos de felicidad. ¿Cómo le explicas a un chaval que un colocón de Dios es mucho más potente que un colocón que pueda cogerse con un porro? Les gustan los sucedáneos. 

-Alejandra Pizarnik dijo una vez que no entendía de modo alguno cómo alguien podía vivir mal para ahorrar dinero sabiendo que iba a morirse seguro. Es decir, no podía entender cómo era posible que un ser humano se metiera en una habitación de una casa compartida junto a montones de personas más para ahorrar dinero para el futuro y vivir miserablemente sabiendo que va a estar aquí en este planeta sólo un tiempo determinado.

Alejandra Pizarnik


- Podría estar de acuerdo con ella aunque con algunos matices. Pero en defintiiva es eso, hay que estar por encima de los deseos ambiciosos de la plebe. La codicia, por mucho que intenten buscarle una fundamentación biológica, es un problema que atormenta a los seres humanos. Yo me atrevería a decir que más que genes egoístas lo que hay es una vaga valoración del ser humano como ser capaz de tomar opciones. ¿Cómo se explica la libertad del ser humano si todo fuera materia? Estaríamos sometidos a las leyes de la física y de la materia. Nuestros procesos cognitivos, tan complejos, tan profundos, que aparentan ser tan libres no serían más que una fantasía material. Tanto tú como yo sabemos que no somos particulas de H20 que chocan contra la orilla en forma de olas. Tú decides qué dirección tomas. ¿Cómo se explica la libertad si no es porque no hay algún fragmento de la realidad que no estamos teniendo en cuenta? ¿Y si hay algo que no estamos valorando? Es muy fácil decir que la libertad es ficticia pero la razón ha dado ya demasiados resultados que demuestran su utilidad como para ahora desacreditarla porque entra en contradicción con teorías sobre la realidad que les gusta a algunos filósofos. Es más ¿Cómo se explicaría el amor sometido a estas leyes? ¿Una simple trampa para la procreación? ¿Por qué molestarse tanto? ¿No bastaría con una búsqueda del placer como hacen los animales lo suficientemente complejos para experimentar placer sexual? No me vale, a mi no me venden estas chorradas. Todo se puede resumir en una simple pregunta- ¿Cómo encaja el gen egoísta con las perras silvestres que amamantan crías de gato huerfanas? ¿En qué fantasía sobre el funcionamiento de la materia y de la lucha egoísta por la supervivencia? ¿No estamos creando una sociedad de idiotas con estas ideas?. 

-Muchos cristianos dicen que los animales no tienen espíritu, que los que van al cielo son los humanos. Es más, uno de los integrantes de esta comunidad insiste en que al ser sólo los humanos los que pueden tener conocimiento de Dios, ergo son los únicos que tienen acceso al cielo.

-Eso es muy discutible si empleamos otras perspectivas de argumentación. Si partimos que toda creación es fruto del amor de Dios este ha de volver al propio creador: Cuando uno está en la naturaleza y consigue harmonizarse con la paz que lo envuelve, con el olor de la hierba, con el rocío que impregna las plantas, con los pajarillos que cantan, uno está lejos de su pecado original, de su conocimiento, precisamente es el conocimiento el que nos condena, de ahí el árbol del conocimiento, del bien y el mal, cuando más nos alejamos de las barreras con la naturaleza más libres de ese pecado estamos, entonces ¿No están esos animales lejos de ese pecado original? Quizás no se trate tanto de decir que van al cielo, sino que ya están en él. ¿Cómo no iba a ir al cielo todo lo que vivo nos lleva tan cerca de él en la tierra? Es un fragmento necesario del paraíso que también vuelve al creador.

-¿Y cómo encaja el amor humano y la lujuria con todo esto? - Le pregunto.

- La lujuria como usura es una prostitución, es el culto desmesurado por el hedonismo, el culto a uno mismo, ponerse por encima de todas las cosas, vivir fuera de la realidad. Cuando una persona es lujuriosa y valora a su compañero sexual ocasional o de larga duración como un objeto para el propio placer la relación está prostituida. Hoy en día creo que es una de las razones por las que hay tantos matrimonios que no funcionan bien. La motivación es muy hedonista, y el deseo ni lo controlamos nosotros ni es estable. El amor tampoco lo controlamos nosotros pero el amor como proyecto de vida si lo es. Ya te he dicho alguna vez que aunque no estés bautizado así lo estás por Dios desde hace tiempo, pues esto funciona igual. Seguramente no se trata tanto de esperar a una formalización espiritual y ritual en el que dos personas deciden unir sus vidas, se trata de amar a la persona con la que mantienes ese tipo de relaciones sexuales. El sexo sin este amor es carne putrefacta entrecruzándose en un culto hedonista que nos aliena de nosotros mismos y no es muy distinto a una masturbación, entretiene pero no sacia. El sexo sin ese amor puede ser muy entretenido, pero es estéril y no sacia, no sacia precisamente porque no somos sólo materia que pueda satisfacer algún proceso cognitivo-sexual , no sacia porque no es todo material, no es todo las leyes de la física, no es todo genes y demás, hay algo que no estamos valorando, que estamos dejando de lado. 

1 comentari:

  1. Suaposo que ja imagines que no comparteixo cap d'aquests raonaments. El que em sembla excessivament pervers és barrejar la usura amb la prostitució. La usura és cobdícia, és a dir, acumular innecessàriament i en aquest cas abusant dels altres. La prostitució no.

    Una abraçada.

    ResponElimina